
Si el año pasado le decían a Rafa que este año alcanzaría los 22 Grand Slams probablemente se reiría y cambiaría rápido de tema. Sin embargo, la grandeza de Nadal se ha demostrado una vez más en este Roland Garros.
Comenzando con muchas dudas esta temporada de tierra, y tras unos resultados que no acompañaban al optimismo, el español volvía a Roland Garros con la actitud y humildad que siempre le han caracterizado. Ronda tras ronda, ha podido competir bien; y ya en el partido ante Novak Djokovic, Rafa firmaba una declaración de intenciones de llevarse el título por decimocuarta vez en su carrera.
La final de hoy ante Casper Ruud ha sido un alarde de superioridad tenística en todos los sentidos. El noruego no ha sido capaz de hacer mella en el juego del manacorí en ningún tramo del partido.
El marcador (6-3 6-3 y 6-0) refleja perfectamente lo que ha sido el partido: un auténtico recital del español que ha demostrado por qué es el rey de la tierra batida y por qué no se debe dejar de confiar en él..
Del partido no se puede decir mucho más, pero si se puede hablar de la grandeza y el ejemplo que es Rafael Nadal para el deporte y para la vida en general. Sus problemas físicos han sido la gran incógnita durante estos últimos meses, no obstante, el espíritu de lucha y superación que tiene el español nos sigue sorprendiendo día a día.
Solo queda felicitar al español y desear que siga haciéndonos disfrutar de su tenis por mucho tiempo más. ¡ERES HISTORIA, RAFA!
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